Un ensayo realizado por especialistas del INTA Paraná –Entre Ríos– junto con la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Nacional de Entre Ríos demostró que, con una mínima remoción de la cobertura del suelo, controlaron el 90 % de las gramíneas y las latifoliadas. Estrategias para un manejo efectivo y avanzar en la sustentabilidad del sistema.
Con el objetivo de mejorar la sustentabilidad de los sistemas de producción en interfaces críticas, el trabajo se realizó en un lote del módulo para evaluar el control de malezas. Además, se estudia el efecto, a largo plazo, en las propiedades del suelo mediante la resistencia mecánica a la penetración y al corte, como también el efecto del paso de la reja plana sobre la estructura del suelo a través de calicatas.
En cuanto a los resultados preliminares, Rubén Roskopf –especialista del INTA Paraná –Entre Ríos– y quien estuvo a cargo de los ensayos, detalló que “el control de malezas fue variable entre las fechas de laboreo, dependiendo de la humedad del suelo y las condiciones ambientales. En mayo, por ejemplo, el control de gramíneas fue del 62,5 %, menor al observado para las malezas latifoliadas que fue del 83 %”.
El laboreo de junio se caracterizó por la alta humedad del suelo y del ambiente, debido a que dos días posteriores al laboreo se registró una precipitación de 8,6 milímetros, lo que favoreció la supervivencia de las malezas y redujo el porcentaje de control, tanto en gramíneas cómo en latifoliadas, sin observarse diferencias según el tipo de maleza.
Sin embargo, en julio el control de malezas fue superior al 90 %, tanto para gramíneas cómo para latifoliadas. “Esto se debió a que en el periodo evaluado se registraron las condiciones ideales para el control de las malezas, como baja humedad del suelo y ambiente, combinado con alta temperatura en los cuatro días posteriores al tratamiento”, expresó Roskopf y agregó: “Esto provocó la rápida deshidratación de las malezas, haciendo que la lluvia a los siete días poslaboreo (8 mm) no tenga incidencia sobre su supervivencia”.
Frente a estos resultados, Roskopf puntualizó que “elegir el momento oportuno de laboreo es fundamental para aumentar la eficiencia de control de las malezas. Realizar el laboreo cuando no se pronostiquen lluvias en los 7 días posteriores aumenta notablemente la eficiencia del control”.
Para el ensayo se puso en funcionamiento una rastra de reja plana de 9 cuerpos. “Utilizamos timones y rejas planas que se unen a un chasis, en este caso fue ensamblado en el INTA a partir de un chasis de cincel en desuso al que se le montaron nueve cuerpos dando un ancho total de labor de 3,6 metros”, explicó Emmanuel Gabioud, especialista en manejo de suelos del INTA Paraná, quien agregó: “Por delante y alineada con cada cuerpo, se colocó una cuchilla lisa que permite el corte del rastrojo para evitar el arrastre y posterior atascamiento”.
Sobre las características del proceso, Gabioud recomendó que la reja plana de 47 centímetros de ancho, se superponga entre 5 y 10 centímetros su labor, dependiendo de la disposición de los timones en el chasis. “El objetivo de la reja plana es descalzar las malezas que luego mueren disecadas si la humedad del suelo y ambiente es baja”, indicó y añadió: “Con suelo seco, a menor humedad ambiente y mayor temperatura, aumenta el éxito en el control de las malezas”.
Como cada lote a laborear es diferente, según textura y estructura del suelo, cobertura, desuniformidad de pendiente y nivel de enmalezamiento, el implemento debe regularse para cada situación, así como también debe ajustarse la velocidad de avance para lograr el máximo de operatividad.
En este sentido, “para evitar arrastre, atascamiento de rastrojo y reducción de la cobertura del suelo, resulta fundamental observar la alineación entre la cuchilla de corte delantera y la punta de la reja plana, ya que durante el trabajo pueden ocurrir desplazamientos de los cuerpos del implemento que se deben corregir”, advirtió Gabioud.
El aumento de la velocidad generalmente provoca mayor remoción y desuniformidad de la superficie del suelo. “En algunas situaciones el lote podría sembrarse a los pocos días (3 a 5) y, en otras, es necesario más tiempo, posiblemente hasta varias semanas, para estabilizar la superficie y permitir un adecuado desempeño de la sembradora directa”, expresó el especialista del INTA.
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