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El bosque cordillerano del noroeste de la Provincia de Chubut es la principal zona de cría bovina de la Patagonia y abastece gran parte de los mercados locales de engorde. La zona de producción bovina se desarrolla, por un lado, en bosques de ñire, con buena disponibilidad forrajera y utilizado como veranada o invernada; y, por el otro, en bosques de lenga, con menor disponibilidad forrajera y utilizado generalmente en época estival.

“Desde hace varios años, el INTA trabaja en la interpretación de las implicancias de las cargas ganaderas actuales en relación a la disponibilidad forrajera de los bosques patagónicos, para tender a un manejo sustentable que permita la conservación de estos ecosistemas”, aseguró Axel von Müller, coordinador de investigación forestal del INTA Esquel.

En este sentido, lo que se observa es un conflicto entre la sustentabilidad del bosque y el aumento de las cargas ganaderas, “debido al impacto por ramoneo y pisoteo que producen los herbívoros domésticos sobre la regeneración natural”, explicó el especialista.

Ante esta realidad, desde el INTA se comenzó a pensar que “la ganadería bovina como actividad comercial debería asegurar el equilibrio entre una carga ganadera que garantice sustentabilidad económica y un grado de herbivoría admisible que garantice la perpetuidad del bosque y los servicios ecosistémicos que éste ofrece”, consideró von Müller.

“Desde que se aplica la Ley Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos (Ley 26.331), empezamos a interactuar con la Secretaría de Bosques de la Provincia y trabajamos desde los contenidos mínimos que tienen que tener esos planes de manejo, con una visión integral, no solamente desde el punto de vista productivo-ganadero, sino también desde una mirada que contemple la importancia de la perpetuidad del bosque”, resaltó el investigador.

 

Respecto del trabajo que se realiza desde hace aproximadamente 10 años, el especialista precisó que evaluaron la capacidad de carga ganadera que tienen los ecosistemas boscosos del Bosque Andino Patagónico, “tomando en cuenta criterios de sustentabilidad como la capacidad de producción forrajera, el daño a renovales de la regeneración natural, la diversidad vegetal, y por último, la funcionalidad de las riberas de los cursos permanentes de agua”.

 

“Los resultados de las primeras investigaciones revelaron que, tanto para bosques de lenga como de ñire, existían cargas ganaderas por encima de los niveles de disponibilidad forrajera que toleran esos bosques”, sostuvo von Müller.

 

En ese sentido, y a partir de las demandas de productores y de la propia Secretaría de Bosques de Chubut, es que el INTA comienza a trabajar en pos de mejorar los índices productivos, al mismo tiempo que se intenta promover la conservación de los bosques nativos.

 

Cabe resaltar que el trabajo también se enmarca en el Proyecto Estructural MBGI, un acuerdo que brinda un marco para devolver el significado a lo que se entiende por “sistema silvopastoril”, y también para sacar al tema “bosques nativos” de esa aparente dicotomía entre el desmonte y la reserva intangible, y desarrollar esquemas que contribuyan al bienestar de los productores, las comunidades y la conservación de los ecosistemas.

 

“En la mesa MBGI de Chubut, participa el INTA, la Secretaría de Bosques de Chubut (que es la autoridad local de aplicación de la Ley de Bosques), la Secretaría de Ganadería de la Provincia, la Universidad de la Patagonia San Juan Bosco, el CIEFAP, y algunas otras instituciones que intervienen en el sistema productivo”, explicó von Müller.

El vínculo interinstitucional: garantía para la territorialidad

 

Desde hace cinco años, el INTA Esquel trabaja junto a productores de Cambio Rural en los ajustes de carga ganadera. En esa línea, von Müller resaltó la importancia de esta articulación: “Tener un técnico promotor, como lo tiene Cambio Rural, facilita el acceso al territorio. Hay un vínculo permanente, que hace fácil el trabajo”.

 

El trabajo con Cambio Rural ha evidenciado una mejora de los índices productivos en varios sentidos, “aunque principalmente observamos una evolución en el tema de los kilos al destete”, sostuvo el especialista.

 

Por otra parte, la territorialidad que caracteriza el trabajo del INTA, le ha permitido sostenerse como intermediario entre las demandas de los productores y el marco legal de la Ley de Bosque sobre el cual trabaja la Secretaría de Bosques, lo que supone una referencia importante para con el trabajo realizado a lo largo de los años.

 

Incluso, el INTA tiene una relación estrecha con la Secretaría de Bosques, en tanto se mantienen reuniones constantemente para evaluar el trabajo realizado y las pautas a seguir. Además, el INTA acompaña a la Secretaría en la revisión de los planes de manejo de la Provincia.

 

“Algo similar sucedió con Parques Nacionales, que hace un tiempo comenzó a aceptar que dentro del Parque Nacional Los Alerces -ubicado en Chubut- había pobladores que eran productores ganaderos y que necesitaban vivir de algo”, remarcó von Müller, que explicó que a partir del trabajo del INTA en relación al ajuste de carga ganadera, “los productores del Parque lograron incrementar la cantidad de animales en pastoreo que podían tener, para empezar a vivir de eso”.

 

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