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María Del Huerto Sordo –investigadora del INTA Monte Vera, Santa Fe– explicó: “Estamos evaluando el uso de bacterias benéficas, en este caso las cepas pseudomonas y azospirillum, en el cultivo de frutillas. Buscamos ver qué incidencia tiene en el desarrollo de la planta, en su crecimiento, en la calidad de la fruta y sobre todo al momento de la implantación”.

Las bacterias que se utilizan en el estudio previenen principalmente la mortalidad de las plantas en el momento de la implantación. Estas son preparadas en el INTA Castelar –Buenos Aires– quienes las envían a principio de año cuando se agregan al cultivo recién implantado.

“Este es el segundo año que se está trabajando con el ensayo y los resultados son excelentes. La bacteria que mejor funciona es la azospirillum”, señaló Del Huerto Sordo.

Y agregó: “Lo que se logró con la aplicación es tener una implantación con un crecimiento más parejo de la frutilla, prácticamente no tenemos mortandad al inicio del cultivo”.

Se evaluaron dos formas para aplicar las bacterias, por drench en el cuello de la planta –que da los mejores resultados–  y por riego. Ambos son métodos simples para realizar porque se coloca con una mochila en el momento en que se hace la implantación.

“El suelo donde se cultiva la frutilla tiene el protocolo de desinfección, por más que se realice este tipo de aplicación la desinfección química se sigue haciendo, luego se aplican las bacterias con una mochila, sin pico, un chorrito de agua con la bacteria directamente al cuello de la planta. Eso se hace medido para saber qué cantidad de bacterias se está colocando y poder evaluar distintas densidades de aplicación”, describió la investigadora.

El ensayo se encuentra en fase experimental, se están haciendo las evaluaciones en distintos lugares del país, pero todavía no está disponible para la venta. Los mismos resultados positivos que obtuvieron en la quinta de Desvio Arijon –Santa Fe– son los mismos que están teniendo en todo el país y en distintos cultivos, no solo en frutilla.

Del Huerto Sordo indicó: “Los cultivos responden muy bien a la aplicación de estas bacterias porque realmente producen un cuidado extra al momento de la plantación, generan en el suelo y en el microclima de la planta todas las condiciones para que pueda crecer mejor”.

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