En una entrevista reciente con Radio Mon Pergamino, el psicólogo Marco Carini abordó temas cruciales en el marco del Día Mundial de la Prevención del Suicidio, celebrado días atras. La Organización Mundial de la Salud (OMS), en su informe anual, destacó la alarmante tendencia en la región de las Américas, donde las tasas de suicidio han aumentado un 17% desde el año 2000, a diferencia de otras regiones del mundo donde estos índices han disminuido. Carini, quien participó en un webinar internacional, compartió reflexiones y estadísticas que invitan a una profunda toma de conciencia.
«El suicidio se puede prevenir», fue el mensaje principal en la conferencia, según señaló Carini, quien subrayó la importancia de las políticas públicas y la creación de un sentido de vida en las poblaciones. Aunque los medios suelen destacar el suicidio juvenil, el especialista remarcó que, en América Latina, el grupo de mayor riesgo son las personas de entre 40 y 69 años, quienes representan el 38% de los casos de suicidio en la región. Además, un 79% de los suicidios corresponden a hombres, lo que plantea un desafío particular para las políticas de salud mental.
Uruguay encabeza las tasas de suicidio en Latinoamérica, seguido de cerca por Argentina, mientras que América del Norte mantiene los índices más altos a nivel continental. Carini destacó que este aumento en la región es una excepción global, por lo que urge una intervención más eficaz.
Otro aspecto abordado durante la entrevista fue el reciente Congreso Nacional de Salud Mental, en el que participaron destacados profesionales de distintas disciplinas. Según Carini, el evento fue convocante y generó un gran interés debido a la necesidad urgente de abordar la salud mental de forma interdisciplinaria. En palabras de Alicia Stolkiner, una de las referentes del congreso, «la salud mental es un derecho» y requiere una respuesta conjunta de todos los sectores involucrados.
Entre los temas discutidos en el congreso, se destacó la proliferación de diagnósticos médicos y cómo estos pueden influir en la identidad de las personas. Carini mencionó al experto Pablo Amarante, quien advirtió sobre la creciente tendencia a etiquetar a los pacientes, algo que puede generar nuevos problemas, ya que las personas suelen sentirse atrapadas en sus diagnósticos. El desafío, explicó Carini, radica en dejar de reducir a las personas a una etiqueta médica y, en su lugar, ofrecer un cuidado integral en red que contemple la historia de vida de cada individuo.
El llamado a cambiar la narrativa, lema del Día Mundial de la Prevención del Suicidio este año, cobra mayor relevancia en un contexto donde el suicidio sigue siendo un problema de salud pública que exige soluciones sistémicas y menos fragmentadas. Según Carini, la solución no solo pasa por la intervención psiquiátrica o psicológica, sino por una transformación profunda en la forma en que las sociedades entienden y cuidan a sus ciudadanos.
Con un panorama desafiante, pero lleno de posibilidades, Carini concluyó la entrevista destacando la necesidad de mayor inversión en salud mental, más profesionales capacitados y un enfoque comunitario que integre a todos los actores sociales. «Debemos entender que la vida de una persona no se puede reducir a un diagnóstico. Hay esperanza, pero también mucho trabajo por hacer», reflexionó.
El mensaje final es claro: la prevención del suicidio es posible, pero requiere un esfuerzo conjunto que aborde las causas profundas y trabaje en la construcción de una sociedad más empática y solidaria.
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