La última previsión para el trimestre abril-junio 2021 del Foro Interinstitucional reunido por el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) estima con un 40-50% de probabilidad, la ocurrencia lluvias inferiores a las normales sobre el sur de la región Pampeana, el centro-oeste de la Patagonia y NEA.
Asimismo, las chances de un trimestre más seco son mayores en el este la provincia de Buenos Aires. Sobre el este y noreste de la Patagonia, sur de Cuyo y norte de la región Pampeana las chances en presentar un trimestre normal son del 40-45%. En cambio, en el NOA y sur de la Patagonia se prevé un trimestre con lluvias en el umbral superior a lo normal.
En cuanto a temperaturas medias del trimestre, se estima mayor probabilidad temperaturas más cálidas en el sur y este de la región Pampeana y en la Patagonia. Sobre el norte, noroeste y centro del país se prevé un trimestre con temperaturas normales para la época.
“Dentro del marco general de déficit de lluvias sostenido observado durante la mayor parte del 2020, los cultivos de verano tuvieron un aporte fundamental: las lluvias del mes de enero”, afirmó Roberto de Ruyver, director del Instituto de Clima y Agua del INTA.
En esa línea, indicó que “en un verano que se preveía con lluvias posiblemente deficitarias sobre la región Pampeana y el NEA, por la ocurrencia de un evento La Niña, las lluvias observadas en el mes de enero son las que permitirán tener resultados de cosecha aceptables para la previsión de lluvias que se tenía y los perfiles escasos en contenido de agua que se observaron en primavera e inicio del verano”.
De acuerdo con De Ruyver, “las lluvias de enero ocurrieron en el momento más oportuno para buena parte de los cultivos de verano que durante ese mes transitan uno de sus principales estadios críticos que definen el rendimiento de su ciclo”.
Durante el mes de febrero la situación deficitaria volvió a presentarse en el este del país, que se extendió incluso durante varios días en el inicio de marzo, limitando las posibilidades de los cultivos que transitaron su fase crítica en ese período. “Algo similar a lo que ocurrió en 2020, con 25 días casi sin lluvias desde mediados de febrero hasta el 10 de marzo. Este año ese período no fue tan severo en escasez de agua, pero sí de mayor duración”, explicó el director del Instituto.
También observó como diferencia en esa comparación, que los 25 días de escasez del 2020 fueron con temperaturas más altas que las observadas en febrero 2021. “Esta mención a las temperaturas nos permite marcar una particularidad de este 2021”, comentó De Ruyver. En general, “en años con déficits de lluvias, las temperaturas medias suelen ser mayores a las normales pues el sistema pierde parte del efecto moderador ante la ausencia de lluvias, no sólo por la menor cantidad de agua sino por una mayor tendencia a tener menos cantidad de días con lluvias”.
Sin embargo, siguiendo al director, “el verano 2021 ha tenido valores de temperatura muy cercanos a los normales en el este del país, sin presencia de olas de calor importantes ni en cantidad de días consecutivos de calor ni tampoco en intensidad de marcas térmicas elevadas y persistentes”. Por lo que remarcó: “Un buen ejemplo sobre lo que tantas veces insistimos que ni en los eventos Niña ni Niño se deben hacer generalizaciones taxativas a priori pues cada temporada, tendrá sus particularidades que sumarán casos de estudio y renovarán el interés de la ciencia por continuar descubriendo los secretos del sistema climático y su variabilidad”.
Por último, hizo referencia que en las regiones del oeste del país (Cuyo y el NOA) la situación de lluvias tuvo valores mucho más normales o incluso con excesos respecto de los valores medios en algunos lugares.
“Es para destacar que en años con verano La Niña, hacia el otoño siguiente, en general, la influencia sobre nuestro país tiende a decaer y la tendencia hacia los déficits es estadísticamente menor que lo que sucede con el verano que le precede”, concluyó el director del Instituto de Clima y Agua.
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