En un contexto de aislamiento social, preventivo y obligatorio en el marco de la pandemia por el coronavirus, los espacios verdes, así como el contacto más directo con la naturaleza se revalorizan. Es que, según numerosos estudios, las plantas y flores tienen un efecto positivo sobre las emociones y sensaciones de las personas.
“Hoy, más que nunca, queda demostrada la influencia positiva que tienen las plantas y flores en la calidad de vida de las personas”. Así lo aseguró Daniel Morisigue –director del Instituto de Floricultura del INTA Castelar– quien, además las describió como “funcionales” y elementos “clave” en la urbanización post pandemia.
Para Morisigue, las plantas y flores no pueden ser vistas sólo como objetos ornamentales, dado que cumplen funciones socio ambientales clave. Es que, para el investigador, las plantas y flores influyen directamente en la vida cotidiana de las personas, mejoran su calidad de vida y benefician ampliamente sus emociones y sensaciones.
“Hay numerosos estudios que demuestran que los espacios verdes tienen un efecto positivo en el comportamiento social al generar bienestar y felicidad, calma y armonía”, indicó. A su vez, estos espacios verdes promueven la actividad física, el esparcimiento y el contacto directo con la naturaleza.
Y agregó: “Por un lado, tienen beneficios ambientales al mitigar el efecto de isla de calor urbano y, por otro lado, su efecto relajante permite reducir el nivel de estrés en el ambiente, lo cual mejora el paisaje urbano y lo hace menos agresivo”.
En línea con todo esto, hoy marcan tendencia los techos verdes, los jardines verticales, los corredores verdes urbanos y hasta los cuadros vivos en las ciudades que promueven la resiliencia.