La noche en el Malecón de Torrelavega quedará marcada en más de una historia. Lo particular es que son varias historias que cambiaron en una sola noche.
Por un lado, el boxeo comienza a caminar sus primeros pasos tras una pandemia mundial que sin dudas, aún no se ha superado pero que si ha aprendido de protocolos.
En frente, la historia de José Miguel Fandiño, un joven que le pone el cuerpo a la pelea de su vida, tal vez, con una bolsa que representó una oportunidad jamás imaginada. Por otro lado, el deseo del boxeador, Fandiño sabe que su nombre se anotará en la historia del boxeo mundial porque es el protagonista en primera fila de una vuelta rutilante.
El protagonista principal también está en la escena, Sergio Gabriel Martinez, el joven de 45 años que alguna vez soñó, desde algún techo de Quilmes mientras ayudaba a su padre, con ser campeón del mundo y que pasando los 30 lo logró. Que luego, fabuló con que el boxeo volvería a la Argentina mientras los «entendidos» decían que eso era imposible, que las condiciones no estaban dadas, pero jamás se entregó y vió como el Estadio José Amalfitani se llevaba, la misma noche que Michael Buffer se paraba en un ring y en un español bien estudiado lo presentaba como campeón del mundo.
Ahora, con 45 años y achaques en su rodilla, «Maravilla» Martinez no solo derrotó por KOT en el 7 round al joven Fandiño, sino que al finalizar dejó una frase que, a más de uno le hará ruido y a otros, contemporáneos a este grande del deporte, nos dejará con la ilusión de que eso suceda: «Quiero volver a ser campeón del mundo».
Volvió Maravilla Martinez, tras 6 años de inactividad y ese es el hecho, lo demás, seguramente, ya forme parte de la historia.
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