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En un encuentro que generó gran expectativa en el escenario político nacional, la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner y el gobernador bonaerense Axel Kicillof se reunieron ayer para definir una hoja de ruta común de cara a los próximos meses. La cita, que se extendió por más de dos horas, culminó con la decisión de conformar una mesa de acción conjunta que buscará ordenar al peronismo bonaerense y proyectarlo como eje central de la estrategia electoral opositora.
Según trascendió, ambos dirigentes coincidieron en la necesidad de reforzar la unidad interna frente al avance de políticas de ajuste económico a nivel nacional. El acuerdo incluye el fortalecimiento de la presencia territorial en el conurbano y en el interior de la provincia, así como la articulación con sectores sindicales, universitarios y movimientos sociales. “La provincia de Buenos Aires es la clave del futuro político del país y no podemos enfrentarla divididos”, habría señalado Cristina durante el encuentro.
La reunión también fue leída como un gesto de distensión tras semanas de rumores sobre diferencias estratégicas entre ambos espacios. Kicillof, quien enfrenta el desafío de sostener la gobernabilidad en medio de restricciones financieras, encontró en este acuerdo un respaldo político decisivo, mientras que Cristina refuerza su rol como figura articuladora en un momento de redefiniciones internas. Analistas coinciden en que la foto de unidad envía un mensaje directo: el kirchnerismo busca mostrarse cohesionado y con capacidad de proyectarse nuevamente a nivel nacional.

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