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El conflicto entre Ucrania y Rusia escaló durante los primeros días de junio de 2025 con el lanzamiento por parte del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) de la denominada “Operación Telaraña”. Este operativo incluyó ataques con drones en varias regiones rusas, entre ellas Irkutsk, Murmansk, Riazán e Ivanovo.
Uno de los objetivos más destacados fue la base aérea de Belaya, ubicada en Irkutsk, donde se confirmó la destrucción de al menos un avión de transporte militar. Según fuentes del SBU, los ataques buscan debilitar la capacidad logística y de transporte de las fuerzas rusas y enviar un mensaje de fuerza ante la prolongación del conflicto.
El gobierno ucraniano afirmó que la operación se llevó a cabo respetando protocolos que minimizan daños a civiles, aunque analistas internacionales advierten que la escalada podría generar represalias más severas por parte de Moscú.
El impacto de la ofensiva también se siente en la población rusa, con reportes de evacuaciones preventivas en áreas cercanas a las bases atacadas y reforzamiento de la seguridad en infraestructuras críticas. Expertos en seguridad internacional señalan que esta acción marca un nuevo capítulo en el conflicto, con un aumento notable en la complejidad y alcance de las operaciones militares de Ucrania.

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